domingo, 27 de diciembre de 2015

Las fiestas de fin de año en el barrio de la UOM


Un día después de la navidad del 85 no mudamos al barrio. No sé por qué mis  viejos decidieron estrenar la casa en esa fecha, sospecho que para no pagar el alquiler del departamento viejo y corroído que alquilaban en Alvarado al 600 de Bahía Blanca y así arrancar enero con el pago del crédito hipotecario. Hoy, prefiero pensar que fue algo mas romántico como arrancar un nuevo año en una nueva casa, en una nueva vida, saber que cuando terminásemos de acomodar todos nuestros petates estaríamos celebrando el nuevo año y el sueño cumplido de la casa propia.
No me quiero detener en la descripción de la casa, el barrio y todas esas cuestiones, porque creo conveniente por la fecha, hacer referencia a las fiestas de fin de año.
Recuerdo que no estábamos muy acostumbrados a incluir a nuestros vecinos a nuestra vida cotidiana. El PH de Alvarado estaba en un pasillo con cuatros departamentos. En el derpa uno vivía la hija del turco. El turco era el dueño del bar que estaba justo al lado de casa. Recuerdo que era medio amigo de Carolina? Romina? La nieta del turco, pero entre las familias no había demasiado trato, solo mi viejo era amigo del turco y no estaba mal. También me haría amigo del dueño del bar.
Nosotros vivíamos en el departamento dos. Una construcción antigua, en forma de chorizo con tres habitaciones muy parecidas, de las que dos eran piezas y una el comedor. Sobre un extremo estaba la cocina y sobre el otro el baño. Todas las reparticiones, incluyendo el baño, daban al patio.
En el departamento tres, vivía un canillita, su esposa Berta y dos hijos. No recuerdo el nombre de los pibes, solo recuerdo  que la mayor cumplía años un día después que  yo y el mas chico se hacía llamar “El Toro”, porque así lo llamaba su papá.
El departamento cuatro estaba habitado por un hombre mayor. Nunca supe su nombre, nunca supe a qué se dedicaba. Amable él siempre saludaba y hay un dato que no quiero pasar por alto, era el único que tenía teléfono, así que  por cualquier emergencia lo molestábamos para llamar o recibir llamadas.
Resulta que el uno de enero de 1986 a las 00:05 golpean la puerta dos personas. La puerta estaba abierta, así que luego de golpear entran y se presentan como los vecinos. Eran Susana y Carlos, los de al lado de casa. Carlos, un tipo bueno, humilde, tranquilo, muy amigable. Susana igual que Carlos, pero con una impronta habladora notable y una risa fuerte, pronunciada, difícil de olvidar.
Un año mas tarde las fiestas tenían otro color. Los vecinos ya se conocían entre todos, su juntaban a tomar mate, incluso planeaban algunas movidas para el barrio. De tanto planificar, el 25 de diciembre de 1986, Carlos sacó un tablón y dos caballetes a la calle, armó una mesa, sacó su equipo de música y le sumamos dos parlantes marrones, horribles que teníamos en casa de un viejo tocadiscos. Así fue la primera fiesta de la cuadra. Claro, la iniciativa fue de nuestra cuadra y de a poco se sumaron mas vecinos, los que vivían a la vuelta y lindaban con nuestros patios, los de la otra cuadra, en fin, todos los que querían asistir eran bienvenidos. Cruzaron autos en las esquinas y se armó el bailongo.
Cada uno llevaba algo para aportar a la causa y lo ponía directamente sobre la mesa, sidras, vinos, ananá fizz, algún pan dulce. Dejaban el aporte en el lugar indicado y a bailar.
Nosotros, los mas chicos, nos afanábamos la sidra que quedaba en las copas. Esa era nuestra trasgresión. También tirábamos algunos petardos por ahí o pasábamos el rato jugando, no recuerdo a qué, pero si tengo muy presente que éramos los últimos en irnos a dormir. Nos quedábamos charlando en la puerta de algunas de las casas, hasta que el primero del grupo de iba a dormir se iniciaba el efecto domino… no puedo precisar horarios, pero si es por el recuerdo de niño, podría decirles que nos manteníamos despiertos hasta las diez de la mañana, pero siendo de noche. Viste que cuando sos chico las dimensiones son tan diferentes a las que uno tiene cuando es grande. Es mas, les diría que nos quedábamos despiertos hasta reyes, pero no , claro que no era así, de hecho no tengo registro de habernos ido a dormir de día.
Para las fiestas del 87, la cosa cambió un poco, porque ya nos conocíamos mas y también conocimos a  algunas vecinas, así que nos sumábamos al baile para ver si ligábamos algo o para invitar a bailar a la chica que nos gustaba. Todo quedaba ahí, porque bailar ya era la conquista. Teníamos  ocho o nueve años, mucho mas que bailar no se nos cruzaba en la cabeza. Quizás algún adelantado le confesaba a la piba que gustaba de ella y luego vendría el silencio de ambos o la risa de la piba , pero no mas.
Había un ritual que nunca voy a olvidar y estaba a cargo de Carlos. El tipo se ponía una botella de sidra en la cabeza y bailaba con Susana. Todos aplaudíamos. Fascinados  pedíamos la repetición de aquel hecho majestuoso. Imagínate, nosotros, los mas pibes, que apenas podíamos despegar los pies del suelo, cuando veíamos a este tipo bailar un Rock and roll como si él fuese el inventor del género y con una botella en la cabeza, flasheabamos, porque estos tipos eran nuestros superhéroes. Hacían lo que nadie en el barrio. Armaban una fiesta, venían todos, éramos la cuadra insignia del barrio y encima un chango te bailaba con una botella en la cabeza, entendes? El tipo bailaba con una botella en la cabeza!!!. 
En esas fiestas hasta mi vieja bailaba! Mi vieja!!!  Mis hermanas estaban  en otra, porque ya eran mas grandes que yo y tenían otras inquietudes, para ser mas claro, se juntaban con pibes mas grandes y bueno…. Entiendo que no pasaba a mayores, porque como mucho tenían doce o trece años, peeeero, a esa edad te movilizan otras cosas.
Esta costumbre se mantuvo por uno años, luego Carlos no sacó mas el tablón con los caballetes, mi viejo no movió los parlante de al lado del tocadiscos. Eso sí, todos salían con las copas a saludar a los vecinos.
Mientras escribo esto pienso que por ahí no volvimos a copar la calle porque el entusiasmo de la casa nueva ya había cesado, algunos pasaban las fiestas en la casa de algún familiar, por ahí algunas diferencia entre vecinos, algún subgrupo que se armó, que sé yo. Cosas de grandes.




viernes, 29 de mayo de 2015

La agresión física del Diputado Nacional Francisco De Narvaez a un periodista


La agresión del Diputado Nacional Francisco de Narvaez, al periodista de la Agencia Nova,  fue noticia en todos los medios. Con algunos matices, todos se hicieron eco. La mayoría se refirió al agresor como el Pre Candidato a Gobernador de la Prov. De Bs As, cuando ante todo es Diputado Nacional.
Uno de los enfoques que más me llamó la atención fue el que argumentaba, que no se puede decir cualquier cosa escudándose en la libertad de expresión.  Luego de repetir una y otra vez que se repudia la violencia, acudieron a la nota firmada por el periodista Mario Casalongue y  consciente o inconscientemente  parte del periodismo justificó el actuar del Diputado, aun cuando entre comas aseguraban repudiar el acto.
Llamativo pensar que no se puede decir cualquier cosa escudándose en la libertad de expresión, ya que si algo asegura este derecho es la posibilidad de decir y publicar lo que sea, ya que hacer uso de esa facultad  no lo exime al portador de responsabilidades ulteriores. Por otro lado, quien puede atribuirse la potestad para esgrimir una serie de pautas sobre las cuales debe ejercerse la libertad de expresión? Pues nadie. Solo la justicia tiene esa atribución una vez hecha pública la declaración.
No tiene demasiada importancia lo publicado si se pone sobre el tapete del accionar de Francisco de Narvaez. Si nos detenemos en el contenido de la nota estaremos avalando un delito tipificado en el Código Penal y asumido por el Diputado, sobre otro que debe ser denunciado y puesto de disposición de las justicia.
  El contenido de la nota de  Casalongue no  debería  de presentado con la misma jerarquización que los  golpes que éste recibió, de ser así, podría ser entendido como una excusa  y a partir de ahí estaríamos aceptando lisa y llanamente que la frase presentada como Justicia por mano propia tiene algo de justicia, que golpear a un presunto delincuente pueda ser disfrazado como un linchamiento, que por cierto hace meses era  presentado por varios medios de comunicación como una práctica social producto de la ausencia del  estado.
El repudio debe ser claro y acentuar que la agresión fue por parte de un Diputado Nacional y  luego la justicia hará lo suyo sobre lo que el periodista publicó. Pero no hay que retroceder ni un centímetro en cuanto a la libertad de expresión.  Ceder espacio  en este terreno y teniendo en cuenta el rol de de Narvaez, puede implicar un verdadero peligro a futuro para la libertad de expresión.
Tampoco se trata de tener un comportamiento corporativista ni evitar polémicas entre pares, sino de interpretar lo sucedido con la gravedad que amerita y en un párrafo aparte debatir sobre cómo debe entenderse el periodismo y su ejercicio.


sábado, 21 de febrero de 2015

Comunicado de Memoria Activa sobre el 18F


Quienes con mas autoridad que los familiares de las victimas del atentado a la AMIA para hablar de la causa?
En estos días muchos actores políticos y judiciales se han hecho eco de la causa AMIA, han homenajeado al fiscal Nisman y han reclamado justicia por un hecho que desde hace tiempo, en su mayoría, les importa poco y nada y en ocasiones el interés ha sido inverso a la voluntad de esclarecer los hechos...
Les dejo el comunicado de Memoria Activa sobre el #18F:

¿QUÉ SILENCIA EL # 18F ?
Comunicado de MEMORIA ACTIVA sobre la “marcha del silencio”
Memoria Activa entiende que el silencio y el encubrimiento no es algo novedoso en la causa AMIA.
Fue el silencio y la inacción de muchos a los que debemos el estado actual de la causa. Entre otros nos referimos a los convocantes a esta marcha: los fiscales Germán Moldes y Raúl Plee que con su accionar demoraron la causa encubrimiento defendiendo a los procesados en lugar de hacer su trabajo como fiscales y avanzar en las acusaciones.
Memoria Activa denuncio formalmente este accionar dilatorio y contrario a las funciones de un fiscal, desde el año 2013.
La dirigencia de la AMIA y la DAIA también convocaron a marchar en silencio.
Otra vez, no nos sorprende. ¿Por qué no acompañarían en silencio, si su vergonzoso comportamiento a lo largo de más de 20 años fue sostener a encubridores, y en silencio los desvíos en la investigación, consintiendo la impunidad.
¿Será que los convocantes la llaman "marcha del silencio" porque durante más de 20 años callaron (políticos, jueces, fiscales, dirigentes) mientras la investigación era presa de intereses espurios al servicio de inescrupulosos?.
Tenemos claro de que la causa AMIA es una pieza en el juego de la política.
Apoyamos la búsqueda de verdad y justicia de los familiares de Nisman, sostenemos que la justicia tiene la obligación de investigar la muerte del fiscal.
Memoria Activa lucha desde 1994 por la verdad y la justicia en el asesinato de nuestros familiares y amigos en la AMIA, yendo incluso contra las trabas impuestas por los poderes del Estado.
Frente a nuestras denuncias encontramos solo SILENCIO.
Hoy todos esperamos el cumplimiento del los compromisos asumidos por el Estado Nacional en el Decreto 812/05 y el inicio del juicio oral por encubrimiento en el mes de julio de 2015, que debería hacer justicia por los delitos y la corrupción cometidos, que nos negaron la verdad y consecuentemente la posibilidad de justicia.
¿O sobre esto guardarán, una vez más, silencio?

viernes, 6 de febrero de 2015

El loco Gimenez


En el barrio solíamos organizar partidos de fútbol con los pibes de la otra cuadra. En realidad, no era tan lineal,  porque los de la otra cuadra no llegaban a formar un equipo, así que el planteo era, los de Adrián Veres desde la intersección con Harrinton, en aquel entonces la calle se llamaba Vandor, en numeración ascendente  formábamos parte de un equipo y de Harrinton hasta Sixto Laspiur, donde terminaba el barrio,  otro .
Nosotros llevábamos las de perder en cuanto a la cantidad de jugadores, porque solo nos quedaba  una cuadra y después todo era descampado. En cambio, los otros, disponían de tres  cuadras y como eran un mas piolas,  tenían mas amigos, así que se daban el lujo de elegir  y tener  suplentes. Nuestro equipo era acotado, en número y en calidad.
Cuando la disputa era entre las dos cuadras el escenario era la placita del barrio. A la vista de todos, como exponiendo el duelo, una especie de medición abierta al público. Publico que nunca tuvimos, porque los partidos no los miraban ni nuestras madres.
Lo bueno de jugar en la plaza era que el piso estaba mas o menos parejo, había pasto, un poco de tierra y por sectores encontrábamos manchones de gramilla, pero lo mejor y que la diferenciaba con la calle, era que si pensábamos una cancha medio torcida y en diagonal, los arcos estaban formado por una sola piedra  y el otro palo era un árbol.
Dicho de esta manera, parece precario, pero la existencia de un palo mas o menos rígido hacía rebotar la pelota y alguna rama servía  de referencia para anular goles  según la conveniencia de cada uno,  por considerar que en un arco normal esa pelota pasaría por encima del travesaño.
El campo de juego  siempre estaba ubicado cerca de la vereda de Adrian Veres, entre las calles Islas Malvinas y Bélgica, por lo tanto teníamos que tener cuidado de dos cosas. La primera era la   la línea  512 de colectivos que ingresaba al barrio y la otra, la segunda era la mas brava, esa que nos preocupaba, la casa del “Loco Gimenez”.
La casa de Gimenez estaba justo en frente del centro del campo de juego y siempre algún animalito de Dios, pateaba con entusiasmo y tan poca calidad que la pelota cruzaba la calle.
El “Loco Gimenez”, tal como lo llamaban los viejos del barrio era un tipo callado. No tenía trato con nadie, excepto con los comerciantes de la zona que  no tenían  otra opción  mas que atenderlo como a cualquier cliente.
Le teníamos terror al loco. Ni por la vereda pasábamos.  Alguna vez, mientras estábamos en la plaza, lo vimos salir  y gritar, gesticular como puteando al cielo por unos segundos, luego se metía en la casa. No sabemos  qué gritaba, pero lo vimos.
Por qué le decían el loco? El tipo, era una metalúrgico como la mayoría de los padres de familia del barrio. Parece que  trabajaba en un taller  y un compañero lo molestaba, lo cargaba, le hacía bullyng como se dice ahora. Gimenez un día se hinchó las pelotas,  le partió la cabeza con una llave stilson y lo mató. Estuvo unos años en cana. No conozco los pormenores de la causa, pero se decía que lo había declarado insano  mental y que por eso quedó en libertad. Le tramitaron la pensión y los del sindicato lo ayudaron a ingresar al crédito del Banco Hipotecario para hacerse con una casa en el barrio. 
Claro que esta historia  solo tiene como sustento los cuentos de los viejos, porque algunos decían que no lo había matado, que no era una llave stilson, sino una francesa y otros que simplemente fajó a su compañero y lo rajaron del laburo. La cosa es que Gimenez quedó como el loco y esa cruz  quizás la lleve en su espalda hasta estos días.
Tanto cagazo le teníamos que a pesar de que pasaban las semanas  todos nos acordábamos quien fue a buscar la pelota alguna  vez y cuando  por desgracia caía en el jardín del loco,  levantábamos la mano y gritábamos, “Yo fui el otro día!!”.
Las casas eran todas iguales y el frente tenía un jardín de dos o tres metros y después estaba la puerta de ingreso a la casa y a la misma altura el portón del garage, así que la pelota siempre caía mas cerca de la vereda que de la casa y el que iba a buscarla,  pasaba corriendo, la manoteaba y salía para que nadie lo vea.
Gimenez  no tenía auto, así que en el garage había montado un taller metalúrgico chiquito, muy de barrio. No le entraba laburo, nadie le llevaba trabajo para hacer, pero lo tenía. A veces dejaba el portón abierto y se veían las herramientas,  una mesa de trabajo bastante oxidada  y un montón de chapas y porquerías amontonadas en el patio.
Evidentemente la pensión no le alcanzaba y como el taller no  le dejaba un mango,  intentó torcer su suerte económica y puso una verdulería. Su nuevo emprendimiento no funcionó. No vendió ni un kilo de tomates, ni una planta de lechuga, nada. En una semana la cerró. En la vereda reposaban los cajones con toda la mercadería podrida a la espera que pase el camión de la basura y levante los vestigios de su  intentó por levantar cabeza.
Una tarde acordamos jugar con los de la otra cuadra. El escenario era el mismo, la cantidad de rondaba entre los seis o siete por equipo, en fin, todo igual.
No puedo precisar el marcador,  pero supongamos que el equipo de mi cuadra llevaba alguna ventaja sobre los adversarios. Tampoco recuerdo quien fue el culpable de que la pelota cruce la calle sin siquiera hacer un pique. En cámara lenta veíamos como se por el aire, paso los limites de los dos cordones cuneta y cayó en la vereda, con tanta, pero tanta mala suerte que al picar superó por apenas un centímetro un parendocinto que dividía el jardín de la casa del Loco Gimenez con el espacio público.  En  el nuevo vuelo, por cierto menos intenso y mas corto, el esférico choca contra un rosal seco y se desvía hacia el portón.
Parados, atentos mirábamos el cauce de la pelota. Luego de chocar la planta, toma un nuevo rumbo. La desgracia la acompañó, porque llegó al portón y una vez mas por un solo centímetro  no rebotó e ingresó al garage. En el último tramo de su recorrido, impacta contra el piso y se queda ahí, inmóvil, muerta, a unos cincuenta centímetros dentro del taller del loco.
Nos miramos en  silencio y entendimos que estábamos en un problema!. Nuestra pelota que parecía un globo, esa horrible de gajos largos marrones y blancos estaba en la adentro de la casa del tipo que había matado a su compañero de trabajo por hacerle una broma. Era lo que sabíamos, porque nosotros solo estábamos al tanto de ese, pero si se cargó a uno, por qué no podían ser dos, tres o quién sabe cuántos.
El paso siguiente era definir a quien le tocaba la terrible misión de recuperar aquel elemento esencial para continuar con el partido.
-        Ya fui la semana pasada!! Gritaron tres del otro equipo en coro! Como buenos cagones y
      pecho frio que son se retiraron de la cruzada.
      A los míos no los voy a calificar de la misma manera, pero increíblemente todos  había ido alguna vez.
      Me quedé callado, apoyado en el árbol de nuestro arco, me hacía el boludo como perro que pateó la olla, hasta que uno de los chicos dijo.  - Che Pablo, vos no fuiste nunca.
-        -  No es cierto!! me defendí. Pero a la hora de argumentar hice agua. Había pasado mucho
      tiempo, así no pude exponer ni un solo dato consistente en mi defensa.
      Así fue que con la cabeza agacha, di mis primeros pasos, hasta la vereda antes de cruzar  la calle, pues mi mirada debía centrarse en el objetivo.
      Llegué a la casa de Giménez y entré al espacio previo al garage. Tomé aire. Con los pulmones llenos crucé el marco del portón. Cada centímetro fueron cien metros, cuando con la uña de mi dedo índice izquierdo alcancé la pelota aparece de la nada la figura de un hombre.
-          - Qué buscas? Me dijo. No conteste. Con  un chancleteo lento se acercó, ahí lo ví! Era el loco
       Giménez.  Con una musculosa negra que no llegaba a cubrirle el abdomen y una pantalón corto medio deshilachado, creo que de Boca.
-          - Hola. Le dije con un tono muy temeroso, y un poco exagerado. Se nos cayó la pelota. Continúe.
-         -  Y Por qué no me la pedís o en tu casa no te enseñaron a golpear la puerta, tocar el timbre o simplemente pedir permiso. Como sé que venís a buscar la pelota y no otra cosa?. Me preguntó el loco.
      El esférico dejó de ser mi preocupación. Enderecé mi cuerpo y me preparé para salir corriendo. Pero no podía esfumarme, él estaba muy cerca, una vez mas, tome aire  y le respondí.
-         - Perdón, no quería molestarlo. Agarro la pelota y me voy.
-         -  Vos sos de la última cuadra de Adrian Veres , no? Preguntó.
-          - Si. Estamos jugando en la plaza con los chicos.
      El tipo nos tenía fichados. Sabía de nuestro  miedo, sabía que le decíamos el loco Gimenez y siempre cruzábamos la calle para no pasar por su vereda. Sabía todo eso, porque durante años sintió en carne propia el ninguneo de todos y cada uno de los habitantes del barrio.
      Imagínense un barrio de doscientas cincuenta viviendas y si en cada casa viven como mínimo cuatro personas, al multiplicar resultábamos  mil vecinos  con los que él se cruzaba habitualmente. Mil  que lo ignoraban, le temían o lo despreciaban sin motivo alguno.
     El loco la tenía muy clara, se acercó mas y me  agarró del hombro. En ese momento cerré los ojos esperando un golpe, un apretón o lo peor. Nada de eso sucedió.
      Miró para la plaza, fijo su mirada por unos segundos y luego me dijo
-         - Che pero son impares! A un equipo le falta uno.
-        -   Si, nosotros estamos con uno menos.
      Gimenez agarró la pelota, cruzó la calle  y apenas piso la vereda de la plaza, en dos pasos revoleó las ojotas y gritó.
-        -  Yo juego para ellos. Ahora estamos igualados!!
 Ese partido lo ganamos por goleada, creo que si algún día me reencuentro con los pibes del barrio esa anécdota copará la mayor parte de las charlas. Mamita!! Como la pisaba el loco GImenez!! Que lo pario!!