El 13 de septiembre fue el último cacerolazo chic y hace unos días en la redes hablan del 8N,
de invertir los términos estaríamos hablando de un teléfono celular, pero no. El
8N es el 8 de noviembre, día en que una parte de la población ejercerá su libre
derecho a la protesta, tal como lo hicieron hace un mes.
Tal como viene la cosa, creo que sucederá lo mismo que pasó
el 13S. No hay líder político que pueda capitalizar la protesta, ni una imagen
que logre aglutinar a los nuevos caceroleros.
Siempre es bueno que el pueblo se exprese, que salga a la
calle libremente. Nadie en su sano juicio puede enojarse por esto en un contexto democrático. Estas protestas callejeras de alguna manera
tiran por la borda lo que muchos medios han instalado sobre los límites de la
libertad de expresión. Los mas curioso es que quienes han trabajado sobre esa teoría y la han repetido hasta instalarla en
una porción de la sociedad, se vieron imposibilitados de hacerse eco de forma
literal del discurso que portaban los nuevos caceroleros, no por apoyo al
gobierno, sino porque el monstruo que alimentaron se les escapo del corral, al
punto que prefieren no citarlo.
Otro de los argumentos que tomaron mayor relevancia fue la
idea de la espontaneidad. Resulta que esto es un valor que está por encima de
la organización. De la manera que fue
planteada, no lo es, aunque creo que la espontaneidad en este campo nunca será
mas valiosa, políticamente hablando, que la organización. Simplemente, porque la voluntad ausente de liderazgo, desvanece
las fuerzas y la falta de un discurso representativo diluye el espíritu de la
protesta, la dispersión siempre debilita. Como ejemplo podemos citar el 2001. El pueblo
en su gran mayoría a lo largo y a lo ancho del país salió a la calle a
protestar, el discurso era uno solo,
ambiguo y amplio, “que se vayan todos”. Claramente esto expresaba un
descontento general con la situación
económica del país y la dirigencia política que gobernaba el hacía más de 10
años. Justamente la falta de un liderazgo hizo que los mas fuertes tomen la
posta y que el gobierno nacional quede en manos de aquellos que mucho habían colaborado con el desguace del
estado, el desgarramiento de las tramas sociales, el desempleo, un crecimiento inédito pobre e
indigencia y tantas otras consecuencias
que aun hoy estamos padeciendo. Quienes
se disputaron la presidencia no fueron ni mas ni menos que Rodríguez Saa, De la
Sota y Duhalde.
A pesar de las acusaciones constantes sobre las
restricciones de la libertad de expresión, las prensa opositora al gobierno, no
se priva de nada. Parte de los habitantes de este país, ya sea grande o
pequeña, se manifestaron en repudio a un “algo” que evidentemente los incomoda.
Digo algo porque no
queda claro cuál es el eje de la
protesta. Si uno escucha a las personas entrevistadas, podríamos decir que fue
contra todo, si se leen algunas publicaciones en las redes sociales el todo es
mas variado, pero nunca unificado. Los
temas que nombran los nuevos caceroleros, son la imposibilidad
para comprar dólares sin ningún tipo de
restricciones, ni siquiera las impositivas y la inseguridad. Algunos
mencionaron una prohibición para viajar
al exterior, cosa que no es cierta. Aunque el mensaje mas escuchado fue
bastante mas terrible.
Desde los sectores de la oposición aun no han alzado las
banderas del 8N. Saben que representatividad en esos sectores, está muy
dividida antes los personalismos que presentan como sectores políticos.
De sumarse a sus espaldas a los caceroleros lo único que harían
es dividir a la multitud y eso no les favorece para la construcción de un
escenario caótico en el imaginario de la sociedad. Por otro lado, tampoco creen
conveniente sumarse a los gritos de este grupo, ya que quedarían salpicados por
conceptos antidemocráticos y deleznables, que en algunos casos van en línea con
sus mas profundas convicciones, pero en el mapa de la democracia les juega
totalmente en contra. Este imaginario caótico, puede jugar en contra del
oficialismo, pero la polarización y las mezquindades políticas opositoras nunca
podrán capitalizarlo, de mantener la división que hoy tiene y que por cierto,
es tan clara que Hermes Binner, aseguro que jamás podrían acercarse al Pro, ya
que sería juntar el agua y el aceite.
Por otro lado desde la UCR, Alfonsín, reniega todo el tiempo
contra el partido macrista que intenta seducir a dirigentes de su partido para
que vistan las camisetas amarillas, el resto de las fuerzas tienen tan poco
caudal de votos que se suben a cualquier bondi que les asegure mantener su 2 o
3% se representación.
En definitiva, esta situación no favorece a nadie, o en todo
caso al oficialismo, que posiblemente haya bajado su imagen, popularidad etc.,
pero la oposición es tan débil y poco inteligente que aun acoplándose a estas
protestas activamente desde la política no lograran un apoyo cuantitativo que
les permita proyectar un futuro mucho mejor
a lo logrado en las elecciones del 2011.
Pero claro, para el 2015 falta mucho, pero hay que estar atentos,
porque todos tienen su peina en las manos para la foto, pero son tantos que no
entran en el cuadro o bien se los verá borrosos por la lejanía del enfoque.
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