martes, 9 de febrero de 2010

Yo fui parte de la 12

Caminaba por la calle San Blas al 2000, una cuadra antes de cruzar la calle Boyacá, que como tantas otras, se llama avenida, aun teniendo una sola mano de circulación. Algunas vallas, cerraban el paso a los autos, claro a 200 metros esta la cancha de Argentinos Juniors.

Comenzaba el campeonato, y ese domingo se jugaba la primer fecha del clausura 2010.

El local se enfrentaba con el equipo del cual soy hincha, Boca Juniors. No soy un aficionado al futbol, a veces miro algunos partidos por TV, pero solo cuando no tengo mucho para hacer, y visitar el estadio Diego Armando Maradona, era una cuenta pendiente.

Ya en la esquina de Boyacá y San Blas, le pregunte a un oficial si estaban la boleterías habilitadas, la respuesta fue positiva, hacia una de ella me dirigí.

- Buenas Tardes. Una general por favor. Esta muy llena? Le pregunte al señor de la ventanilla.

Sin mirarme y con un tono irónico contesto

- Y… si no llenamos hoy!!!

Una respuesta obvia para una pregunta tan tonta, jugaba Boca, como no van a llenar.

La tribuna visitante estaba vacía, era muy temprano, así que iluso me senté en el medio a mitad de altura, una ubicación ideal. Este beneficio es por venir temprano pensé. Claro al que madruga… dice el dicho popular.

A las 19:45, entraron algunos hinchas de boca con unas bolsas de lona. Sacaron las banderas y sin preguntar mucho coparon mi lugar de privilegio. Poco a poco fui desplazado de mi casi platea general. Aun así, encontré otro lugar de preferencia, no era como el de antes pero se veía el campo con claridad, pero las banderas eran muchas, por lo tanto me debía conformar con ver de cerca un arco. Al menos la altura media la conserve.

Una tenue iluminación formaba parte de los preparativos.

-Por favor, dejen este espacio libre. – decía un muchacho muy educado.

- Por favor córranse, necesitamos este espacio del medio libre.

Así perdí el último vestigio de mi privilegiada ubicación. Todo el corredor de la media altura de la tribuna debía quedar libre.

Con la tribuna a un 75% de ocupación, se oían unos bombos que comenzaba a tapar los tímidos cantos del os aficionados.

El corredor seguía libre, nadie, ni por error se sentó en esa zona.

Los bombos eran cada vez más intensos. Se sentían como un ritual, un anuncio, su volumen opacaba cualquier sonido del estadio.

El corredor tomo sentido, un desfile de banderas comenzó a dárselo. Luego un montón de gente cantando. El desfile continuo con cinco trompetas, tres trombones, cuatro redoblantes y bombos, varios bombos, así la 12 decía presente.

Contagiaron sus cantos a todos, hasta un grupo de extranjeros ubicados en un rincón saltaban y sacaban fotos, en su tour de deporte de alto riesgo.

Todos cantaban, todos saltaban, todos, menso yo. Pocas veces fui a la cancha y siempre vi los partidos, sentado o en un rincón. Poco a poco, esa vibra llego a mí, era el único que no cantaba y estaba casi en el medio de la 12, no podía no cantar. Tranquilo y por una cuestión de imagen, canté.

Gol de boca. Todo se movía , un muchacho de pelo largo y algo excedido de peso me abrazo y gritaba el gol, gritaba y gritaba , su grito no tenia fin , yo también grite y lo abracé , a partir de ahí cada salto de él era un salto mío , abrazados cantábamos sin cesar.

Gol de Argentinos, el segundo tiempo prometía más que el primero. No está muerto quien pelea, por lo tanto a cantar, cada vez más fuerte. Las letras eran un poco violentas, intimidatorias hacia el equipo de boca y siempre terminaban en matar a una gallina o practicarle el sexo anal a un cuervo, esta gente la tiene con las aves.

“Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, los goles de Palermo que ya van a venir”.

Me aleje de ese grupo y a empujones me ubique en un lugar un poco más tranquilo, ya no podía, ni quería cantar mas. De lejos miraba a la 12, puedo asegurar que es imposible no contagiarse, un poco aunque sea, no paraban de cantar. No se enteraban de nada tampoco, el gol de Argentinos lo vivieron con tanta algarabía como el de boca, será una postura filosófica, inconsciencia o simplemente se tratara de esa cosas del futbol, desde la tribuna, todo se dice cantando, de hecho el empate significó que pasemos de la mutilación y violación de aves a poner huevos y ganar si queremos ser campeones.

Gol de Boca. Riquelme. Bien, en un segundo un tsunami de gente me arrastro hasta quedar al lado de un hombrecon cara de poco amigo, que al pasar también me abrazo para gritar el gol de boca.

Todo era una fiesta, volvimos a matar gallinas, violarnos cuervos, y destruir academias muertas que descienden.

Ya no aplaudíamos los goles de Palermo por adelantado, porque su posición en la cancha la ocuparía el joven Viatri. Ya estaba prácticamente todo dicho, se ganaba la primera fecha de visitante, pero… un centro se convirtió en el primer gol de Argentinos y otro en el segundo.

Las aves consiguieron la paz y académicos pasaron al olvido y ahora se les explicaba a esos muchachos de la defensa, que si la 12 canta ellos tiene que jugar bien.

Llegue a mi casa, un domingo que prometía ser uno más paso a ser muy particular, con tan solo un impulso. Fui parte de una persona que se hace llamar la 12 y está formada por cientos de voces en un principio y en minutos miles. Me fundí en un abrazo casi de hermandad con personas, que por prejuicios puros, no pensé que tenía algo que compartir. Fue una buena noche. Del empate mejor no hablo, de eso ya se encargaron otros.
Paul