Ni para las escondidas....

Las escuchas ilegales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, son un hecho. La sospecha perdió esencia, para confirmar, que la nueva Policía Metropolitana, comenzó mas que con el pie izquierdo, podríamos decir con un pie súper derecho.

Entre las victimas de los soldados de Mauricio, están, su cuñado, un díscolo que no aceptó el dinero a cambio de alejarse la hija de Franco, Sergio Burstein, familiar de la victimas de la AMIA y uno de los primeros en cuestionar al Fino Palacios, sospechado de haber participado en el encubrimiento del atentado y ahora detenido por espionaje. El empresario Carlos Ávila también formó parte de la lista, y la misma suerte corrió su abogado Mariano Castex. Dos gerentes de Supermercados COTO, legisladores porteños y el mismísimo Jefe de Gabinete del gobierno macrista estaban en la lista de escuchas telefónica que Ciro James, empleado del Gobierno de la ciudad, llevaba adelante.

Ante los cuestionamientos del la población, la oposición y el Gobierno Nacional, el jueves por la tarde Mauricio y sus amiguitos dieron la cara, pero ninguna explicación.

La respuesta fue, que todo era una conspiración, que lo quieren desestabilizar, pero no dio ni una sola respuesta, a un problema realmente grave para los tiempos de democracia, que este muchacho de bien, aun no ha interpretado.

En la vida de una sociedad los conceptos democráticos suelen ser básicos, muy relacionados con la cotidianeidad del día a día, un ciudadano común no precisamente tiene por que ser un constitucionalista o un especialista en derecho civil. Pero cuando se forma parte de esferas mas elevadas, en términos políticos o de poder publico, ciertos conocimientos, y conceptos, deben tenerse tan en cuenta como, lavarse los dientes por la mañana.

Es de conocimiento publico, la escasa formación de Mauricio Macri en términos políticos, y también su chatura intelectual. Elementos fundamentales para comprender el funcionamiento de un estado, la administración de la cosa publica y las cuestiones democráticas que rigen, en un espacio político que se desarrolla bajo el espíritu de este sistema.

Claro está, que el PRO ha demostrado también, no tener ni la mas mínima idea de alguno de los enunciados en el párrafo anterior y si la tienen no les interesa en lo mas mínimo respetarlas, supongo que, por una cuestión de esencia que los identifica.

Esta nueva ultraderecha argentina, no ha comprendido que con ser millonarios, hijos de empresarios poderosos, presidentes de clubes, o niños ricos que no están acostumbrados a que le digan que no, no alcanza ni le da capacidad para comprender los fundamentos democráticos y mucho menos para estar al frente de la administración estatal

El eterno anhelo de violar los DDHH.

El asalto al negro Cáceres puso sobre el tapete, una vez mas a la inseguridad como único tema de importancia en los medios de comunicación.

En la escalada sangrienta y oportunista de sectores políticos, también encontramos a quienes utilizan su espacio de privilegio, para esbozar una serie de replicas desacertadas sobre la aplicación y respeto de los Derechos Humanos.

Este cuestionamiento siempre se hace un marco totalmente erróneo , y oportunista, que solo puede resultar de una cuenta fácil, que surge a través del simple tanteo de la sensación térmica, por llamarlo de alguna manera , de la sociedad presa de la repetición sistemática de conceptos, de aquellos que por definición de manual, son conocidos como lideres de opinión.

Pensar que los Derechos Humanos son aplicables dentro de un marco penal, en una sociedad con conflictos, resultantes de políticas pésimas que han llevado a deterioro importante de las tramas sociales, es no solo un error sino también una irresponsabilidad muy grande.

Mezclar temas tan distantes solo genera confusión y violencia. Es evidente que este tipo de discursos solo pueden emerger luego de una cuenta rápida que arroje como resultado la manutención de algún índice de popularidad o por la ignorancia absoluta sobre el origen de estos derechos universales y su posterior aplicación.

La insensatez con la que recriminan el respeto de las facultades propias del ser, coloca a quienes portan esas líneas, en al menos una posición despreciable, ya sea por la voluntad en desinformar mediante el oportunismo o por la irresponsabilidad de no haberse ocupado en la instrucción de un tema de suma importancia, que cualquier comunicador debe tener.

La queja siempre esta destinada hacia un solo perfil de la sociedad, con el anhelo que alguna vez estos derechos universales dejen de ser respetados, en pos de una seguridad ficticia, que solo abarque a aquellos que se creen con derechos a ser jueces y semidioses, sin animarse a realizar el mas mínimo análisis de las situaciones cotidianas y su responsabilidad sobre estas.

Si de Derechos Humanos hablamos , deberíamos iniciar el debate con aquellos derechos que no se han respetado y que como desenlace arrojan a miles de personas desamparadas , hambrientas , limitadas a cuestiones básicas que hacen a la vida de cualquier persona y no hablo de bienes de consumo , sino a elementos básicos como la alimentación , salud , educación y el reconocimiento del otro hacia el como integrante de esta sociedad ,vecino, victima y prisionero de estructuras terribles, inhumanas propias de las injusticias, que primero se encargan de despojarlos de la dignidad, para luego cumplir el papel de victimarios, en lo que bien podría compararse con la cadena alimenticia , pero aplicada en un zoológico.

Poner acentos en los Derechos Humanos, en situaciones como la inseguridad, es una invitación a la violación de legislaciones internacionales sobre unos, que son una amenaza, para aquellos que limitan la realidad social a las calidas paredes que cobijan a su familia.

Cobos, la incoherencia y el oportunismo inmoral.

No se puede ser juez y parte. Cuando esto sucede es porque en algún punto no se cumple con la función destinada.

Cualquiera puede tener una visión diferente del mundo o sobre algun tema en particular, pero hay cuestiones en la praxis que limitan el accionar, no por escasez de libertades, sino por una postura basada en la coherencia y la ética, que al ser pisoteadas, colocan al sujeto en una situación inmoral no digna de alguno de los lugares que ocupa.

No puede ser oficialista y opositor confeso. No es claro, no es sensato, no es honesto, Esta síntesis no responde a una cuestión de bandos, sos blanco o negro, sino a una responsabilidad que cualquier Vicepresidente de esta nación que tiene la función, de mantener y asegurar, desde la Presidencia del Senado, la estabilidad gubernamental, del ejecutivo al que pertenece.

Puede disentir con cuestiones secundarias, y eso es entendible y en un ámbito de debate eleva un escalón las cuestiones directamente relacionadas con las libertades individuales. Pero cuando el disenso, se convierte en un oportunismo por la obtención de beneficios, que poco tienen que ver con el espacio de poder que porta, es deshonesto, inmoral y por supuesto para nada ético.

El señor vicepresidente utiliza su sillón para beneficios propios, con tintes electoralistas.

Nadie pide que cambie su visión del mundo, posición que no comparto, pero si es necesario que sea coherente y de una vez por todas entienda que su labor es otra, que poco tiene que ver con ser opositor. Una cosa o la otra, por que como dice un dicho popular, el que mucho abarca, poco aprieta.

Si en algún punto no fui claro o quedo alguna duda, le recomiendo que regrese a la imagen del post y luego de un análisis saque sus conclusiones.

Un paseo en el 24

Doce y media del mediodía. Viernes. Ultimo día hábil de la semana, al menos para mí.

Avenida San Martín al 2400, a la espera del 24 para ir a San Telmo y cerrar una etapa laboral con alguna caminata en compañía de un compañero de laburo, rutina, nada nuevo.

Llego el colectivo, uno veinticinco, le digo al señor que esta al mando del volante.

Hasta ahí la normalidad reinaba y seguramente a medida que avance la lectura lo siga haciendo, pero hay un factor que me obliga a hacer hincapié en algunas cuestiones, no me dormí, lo que significa que no me pase de largo, después me perdí igual, pero ese es otro tema.

Conseguí asiento, cosa complicada si las hay, mas cuando te subís a un bondi a mitad de recorrido. Una fila después de la puerta del medio, del lado de la ventanilla. Quedaba un ángulo, que me permitía ver en el retrovisor, la cara del hombre que maniobraba la nave.

Aceleradas cortas, que intentaban atravesar un semáforo de un color verde ladrillo. Disgustado, clava los frenos con la misma ferocidad con la que impulsó al vehículo, a ocupar el primer lugar de la fila, en la espera de una verde luz, pendiente del brazo amarillo, que increíblemente, logra controlar el transito, en una ciudad donde algunas normas, solo ocupan unos renglones en papeles estériles, pero jamás, en la conciencia de la personas.

Con cara de exhausto, el ocupante del asiento mas importante de la unidad, aprieta el acelerador.

Corrientes al 2200. Algunos potenciales pasajeros, no se resignan y mantienen su brazo en alza, mientras el humo negro, les dice que deberán esperar el próximo colectivo.

En su larga lucha con el volante, se mete entre otros buses, como si estuviese al mando de un Fiat 600. Toca bocina, hace señas y hasta libera algún insulto, que sin dudas, tiene origen en alguna circunstancia muy ajena a su trabajo.

Casi no vi el obelisco, el hombre cruzó la 9 de Julio, como un peatón que avizora su futuro debajo de las ruedas de un vehiculo sino apura su paso.

Timbre. Señal que alguien quiere bajar. Tuve la atención tan centrada en el chofer, que las tres veces que gire la cabeza vi a personas diferentes a mi lado.

El tipo de lentes negros, frena la mole de casi treinta asientos, prácticamente en el medio de la Av. Roque Sáenz Peña. La gente que quería bajar, no entendía bien que hacer, si descendían debían hacerlo con cuidado. Con sus pies en el asfalto, un joven levanta la mano, para indicarle a otro colectivo que desacelere, así podria llegar al cordón, detrás de él, otros tres pasajeros y a unos metros, otros tres que, compartirían por una rato la odisea del 24.

Una vez mas, la insolencia del semáforo, le indica que debe frenar su hombría con forma de ómnibus, a quien hasta ahora, se había apoderado de cada calle que transitaba.

A su lado un colega, con una masculinidad de igual tamaño, pero de color azul, le hace una seña. Nuestro súper hombre, abre la puerta de ascenso y ante la pregunta clara de su par.

- ¿Que haces?

Responde -¡Con pelotudos hoy no hablo!! .

El hombre estaba decidido, no era un día para atender a otros y mucho menos para recibir cuestionamientos de ninguna tipo. Cerró la puerta y con la vista al frente, movía sus labios, balbuceaba, y sus manos acompañaban estos sonidos sordos, como quien intenta persuadir a otro mediante discursos.

Mientras mi compañera ocasional de viaje dormía, tomamos la calle Bolívar. En cuadras nomás debía bajarme.

Atento a la altura, pensaba en como despertar a la morocha que babeaba a mi lado.

Un simple – Con permiso-, alcanzó. Tono alto y casi con desprecio, por si se enojaba. De esa manera evitaría alguna reacción. En esta ciudad todos están a la espera de cruzarse con un loco, que conteste violentamente y mi contextura física ayuda a alimentar esos temores, por lo tanto, supuse que no debía preocuparme, era un chica y yo un supuesto enfermo, intolerante y violento, en un cuerpo de 1.85 de alto.

Me miro, y con un – Si, como no.- Giro su cuerpo para que pase.

Toque timbre, baje a metros de la intersección con Av. Independencia.

Saque los cigarrillos, mientras aquel colectivero avanzaba en esa función comunitaria, de transportar gente a lo largo de un extenso recorrido, por apenas unas monedas.

Un viaje más, uno como tantos, con la diferencia que en este, no me dormí.

Ley de Servicios Audiovisuales.

Muchas veces alcanza ver como se mueven algunas fichas en un tablero político para saber para qué lado hay que correr sin hacer mayores análisis.

Nunca me caracterice por ser oficialista o por creer en los proyectos políticos que han servido de bandera en los últimos años y tampoco harè la excepción con el presente.

En las últimas semanas se agudizò la pelea entre el gobierno y algunos medios, ante el tratamiento de la Ley de Servicios Audiovisuales.

Para empezar cualquier ley que emane de la democracia es mejor que una con origen en una dictadura , y cuando digo cualquiera , es porque al menos tuvo un debate ,vacio , sin sentido , con un quórum cantado , o lo que se les ocurra , el hecho que el escrito sea sometido a una estructura democrática , es mejor , en todo caso deberíamos plantearnos qué tipo de legisladores tenemos.

Luego de una leída al proyecto, el único punto que me provocaba rechazo y dudas era la idea que las telefónicas intervengan en la distribución de señales de T.V por cable. A pedido del Partido Socialista y el bloque de Pino Solanas fue eliminado junto a otros ítems que se sometieron a cambios.

Los esfuerzos de la oposición y la corporación mediática, por desinformar sobre el tema en defensa de sus intereses económicos, cada vez más lejanos de los informativos, es más que evidente y en estas operaciones quedan presos varios periodistas, algunos por ser simples empleados de muy bajo rango, y otros, hasta ahora vistos como señores periodistas, por lame botas de los señores propietarios.

Una nueva ley que regule los espacios que ocupan los medios y los grupos económicos que operan en ese mercado, es mas que necesaria. No solo por el efecto que provoca una línea monopólica de información, consecuente con los negocios que hace, sino por aquellos que hoy no tienen voz, ni aire para hacer su trabajo.

La media sanción, gozó de un proceso democrático, como pocas veces se viò en el congreso, la negociación sobre el contenido y los cambios producto del intercambio de ideas, entre las partes intervinientes y la posterior votación afirmativa, por actores políticos claramente opositores al gobierno, son una señal del buen funcionamiento del congreso en este tema.

Que esta administración tiene un sinfín de puntos flacos casi escuálidos es cierto, pero en este , han sabido llevar adelante un proyecto que sin dudas hará de nuestro país un terreno más democrático, al menos en materia medios.