viernes, 29 de mayo de 2015

La agresión física del Diputado Nacional Francisco De Narvaez a un periodista


La agresión del Diputado Nacional Francisco de Narvaez, al periodista de la Agencia Nova,  fue noticia en todos los medios. Con algunos matices, todos se hicieron eco. La mayoría se refirió al agresor como el Pre Candidato a Gobernador de la Prov. De Bs As, cuando ante todo es Diputado Nacional.
Uno de los enfoques que más me llamó la atención fue el que argumentaba, que no se puede decir cualquier cosa escudándose en la libertad de expresión.  Luego de repetir una y otra vez que se repudia la violencia, acudieron a la nota firmada por el periodista Mario Casalongue y  consciente o inconscientemente  parte del periodismo justificó el actuar del Diputado, aun cuando entre comas aseguraban repudiar el acto.
Llamativo pensar que no se puede decir cualquier cosa escudándose en la libertad de expresión, ya que si algo asegura este derecho es la posibilidad de decir y publicar lo que sea, ya que hacer uso de esa facultad  no lo exime al portador de responsabilidades ulteriores. Por otro lado, quien puede atribuirse la potestad para esgrimir una serie de pautas sobre las cuales debe ejercerse la libertad de expresión? Pues nadie. Solo la justicia tiene esa atribución una vez hecha pública la declaración.
No tiene demasiada importancia lo publicado si se pone sobre el tapete del accionar de Francisco de Narvaez. Si nos detenemos en el contenido de la nota estaremos avalando un delito tipificado en el Código Penal y asumido por el Diputado, sobre otro que debe ser denunciado y puesto de disposición de las justicia.
  El contenido de la nota de  Casalongue no  debería  de presentado con la misma jerarquización que los  golpes que éste recibió, de ser así, podría ser entendido como una excusa  y a partir de ahí estaríamos aceptando lisa y llanamente que la frase presentada como Justicia por mano propia tiene algo de justicia, que golpear a un presunto delincuente pueda ser disfrazado como un linchamiento, que por cierto hace meses era  presentado por varios medios de comunicación como una práctica social producto de la ausencia del  estado.
El repudio debe ser claro y acentuar que la agresión fue por parte de un Diputado Nacional y  luego la justicia hará lo suyo sobre lo que el periodista publicó. Pero no hay que retroceder ni un centímetro en cuanto a la libertad de expresión.  Ceder espacio  en este terreno y teniendo en cuenta el rol de de Narvaez, puede implicar un verdadero peligro a futuro para la libertad de expresión.
Tampoco se trata de tener un comportamiento corporativista ni evitar polémicas entre pares, sino de interpretar lo sucedido con la gravedad que amerita y en un párrafo aparte debatir sobre cómo debe entenderse el periodismo y su ejercicio.