domingo, 3 de noviembre de 2013

Libertad de Presión e Impresión.



Hace unos días que venimos escuchando quejas sobre la libertad  e incluso alguien argumentó que pasaría a la clandestinidad por decir lo que piensa. Si, pasar a la clandestinidad diciendo lo que piensa en el programa  periodístico  mas visto de la tv argentina.
Hubieron otros, que en organismos internacionales, denunciaron la falta de libertad de expresión, aun cuando dicen que pueden escribir lo que piensan,  pero que no lo hacen de una manera tranquila, a qué se refiere Morales Sola con esto? No lo sé, primero habría que saber qué  es la intranquilidad que siente cuando en los medios que trabaja puede decir o escribir lo que piensa.
Claro está,  que la libertad absoluta no existe, y me atrevería a decir que tampoco se conoce. Acaso alguien puede explicar que es la libertad absoluta? Creo que no. Si,  se podría hablar sobre cómo se ejerce esa sensación de libertad y cuáles son los limites que el contexto impone, si impone.
En esta parte de la historia, el contexto brinda una cuota de libertad mucho mas amplia que otros momentos y no hablo de los setenta, sino  de hace 10 o 15 años.
El problema radica, en que quienes manejaban el monopolio discursivo indiscutible en los últimos 30 años en nuestro país,  no estaban acostumbrados a que alguien les retruque sus exposiciones. 
La idea de que la libertad de expresión está en peligro,  nace a partir de que una parte de la sociedad,  e incluso funcionarios,  se atrevan a confrontar a quienes se consideraron por mucho tiempo plumas intocables en la redacción de la historia argentina.
Alguna vez en una sobre mesa, salió el tema del periodismo ombligo , en el que solo una voz se reproduce con fuerza en la mayoría de los medios y de otros sectores solo hay como respuesta el silencio o acciones en función a lo que las estrellas periodísticas dicen.
Resulta que, de un tiempo a esta parte la cosa no es tan así. Los sectores dominantes dicen lo que quieren pero encuentran una respuesta, no solo desde el poder político, también del periodismo y una parte de la sociedad. La falta de costumbre al debate real los atemoriza.
Terror sienten cuando un ciudadano de a pie se atreve a discrepar con ellos que se consideran  popes de la palabra escrita y hablada y no solo eso,  sino portadores de una verdad absoluta, única.
Morales Sola dijo que prefiere la condena penal a la social ante las calumnias e injurias. Justo cuando la figura penal en nuestro país en torno a periodismo no existe. A vuelo de pájaro, puedo pensar que le teme a que en algún momento su sello pierda valor, pero si voy apenas un poco mas allá, diría que  desprecia la idea de que un don nadie, alguien que antes le servía el café se atreva de a decirle señor, no estoy de acuerdo con usted.
No hay mucho que decir sobre los titulares que dicen que no hay libertad de expresión o que está en peligro. Tan solo con leerlos pierden consistencia. Pero siempre hay un distraído que piensa que ese cumulo de letras que forma esa oración encuentra su sentido en el coraje.
En nuestro país se difaman e insultan funcionarios e incluso a la Presidenta de La Nación con la misma tranquilidad y libertad con la que publican las insignificancias de la última página del diario.
La falta de libertad que denuncian se traduce en el surgimiento de otras voces. Voces que, aun siendo minoritarias, hacen una construcción de la realidad diferente, una lectura con otros matices, e incluso desnudan y responden a quienes se creían propietarios del relato nacional.
No importa qué canal ves, qué radio escuchas, qué diario lees.  Debemos celebrar que ya no hay un monologo monotemático, que no existe una sola línea de pensamiento que moldea a una sociedad atravesada por los medios distribuidores de información. Debemos celebrar que nos atrevemos a discrepar públicamente con quienes nos relatan los hechos, debemos celebrar que otros medios reflejan lo que sentimos, vivimos y pensamos y si eso no lo encontramos aun, seguramente con la plena aplicación de la ley de medios audiovisuales se pueda encontrar.


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